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De XP a 7, sin costura

Muchas compañías vienen utilizando Windows XP como sistema operativo de escritorio desde hace cinco, seis y hasta ocho años (recordemos que se presentó en sociedad en 2001). Fueron años de gran crecimiento en las aplicaciones de software corporativo, y de un proceso de maduración en el área de IT de las empresas. Durante este tiempo, se fueron ajustando hasta en los más mínimos detalles los sistemas de gestión administrativa, de producción, de soporte a diferentes procesos, de recursos humanos, logística y otros, para optimizar el aprovechamiento de recursos en el entorno de trabajo de los usuarios, dentro de la organización.  Hoy se plantea en el horizonte un nuevo salto de innovación con la llegada de Windows 7.

¿Cómo cuidar las inversiones realizadas en sistemas que están funcionando perfectamente, y a la vez aprovechar el sinnúmero de ventajas que trae el nuevo sistema operativo en materia de seguridad, rendimiento y facilidad de administración, entre otras? Esta pregunta se la hizo el equipo de desarrollo de Windows 7, por lo que se crearon diversas herramientas para lograr que esas aplicaciones, tunneadas para XP, sigan corriendo en Windows 7 sin problemas. Hay características de la arquitectura básica del producto que fueron creadas con foco en la compatibilidad de las aplicaciones, tanto desde la perspectiva de la infraestructura como del código. Nuevos features como el XP-Mode, la Windows Application Compatibility Infrastructure (shims), el Standard User Analyzer, el Application Compatibility Toolkit 5.0.2 y el Application Verifier, son algunas de estas herramientas. Comenzar a probar Windows 7 en esta etapa de Release Candidate (y pueden hacerlo sin temor… ya todos por aquí lo estamos usando), es clave para tomar ventaja rápidamente de las novedades del producto, sin comprometer la continuidad de las operaciones en base a aplicaciones pre-existentes.