Con Code Jumper, los expertos buscan estimular el interés en ciencias de la computación para los niños con ceguera

Por: Allison Linn

WORCESTER, Reino Unido – Es un cálido día de inicios de junio, y un grupo de estudiantes se ha reunido en el salón de TI del New College Worcester para demostrar sus habilidades de codificación.

Pero en lugar de pinchar la pantalla de una tableta o teclear en una laptop, estos estudiantes muestran una especie de vainas de colores brillantes que conectan a través de delgados cables blancos y luego ajustan los botones y mandos de las vainas. Estos componentes físicos serán utilizados para crear programas de computadora que pueden contar historias, hacer música e incluso hacer bromas.

Los estudiantes en el New College Worcester son todos ciegos o con visión reducida, y son parte de un grupo de estudiantes de todo el Reino Unido que han pasado el año escolar previo en una prueba beta de Project Torino, un proyecto de investigación que lleva al desarrollo de un nuevo producto llamado Code Jumper. Es un lenguaje de programación física que está diseñado para ser inclusivo con los niños de todos los rangos de visión.

“Lo que me gusta sobre Project Torino es que puedes tocar el programa de manera física”, comentó Victoria, de 14, que es estudiante en la escuela, que cuenta con alrededor de 80 estudiantes.

El 22 de enero de 2019, Microsoft anunció sus planes de transferir la investigación y la tecnología detrás de Code Jumper a American Printing House for the Blind, una asociación no lucrativa ubicada en Louisville, Kentucky, que crea y distribuye productos y servicios para gente con ceguera o visión limitada. En los siguientes cinco años, APH planea ofrecer Code Jumper y los planes de estudio relacionados con este proyecto a estudiantes de todo el mundo, con una audiencia objetivo de estudiantes que están entre los 7 y 11 años.

[caption id="attachment_20285" align="aligncenter" width="1024"] Victoria, al centro, fue parte de un grupo de estudiantes en el New College Worcester en Worcester, Reino Unido, que participó en una prueba piloto de la tecnología detrás de Code Jumper. Foto por Jonathan Banks.[/caption]

Los líderes de la organización no lucrativa comentan que la meta no es solo introducir a los niños a la codificación, es también brindarles las habilidades subyacentes que puedan llevarlos a una carrera en ciencias de la computación.

“Esta es una oportunidad para que miles de personas tengan empleos significativos y bien pagados”, comentó Larry Skutchan, director de tecnología e investigación de producto para APH.

El impulso por Code Jumper comenzó hace cerca de cuatro años, cuando una investigadora de Microsoft y científico computacional llamada Cecily Morrison comenzó a explorar opciones tecnológicas para su hijo, Ronan, que nació ciego. Morrison se sorprendió al descubrir que muchas de las tecnologías disponibles para Ronan y otros niños que son ciegos eran bastante engorrosas y más desactualizadas que los smartphones, tabletas y otras tecnologías que la mayoría de los niños de hoy utilizan, debido a que pocas organizaciones tienen los recursos para modernizarlas.

“Muchas de estas tecnologías se sentían como algo del pasado”, comentó.

Aún más, ella descubrió que el camino más popular para introducir a los niños a la codificación, por lo general llamado codificación de bloque, no era muy accesible porque no podía ser leído de manera sencilla con tecnología de asistencia como un lector de pantalla o una lupa.

“Fue bastante claro que, para niños de 7 u 8 años, iba a ser en verdad complicado utilizar tecnología de asistencia para codificar”, comentó. “Nos dimos cuenta que en verdad necesitábamos algo físico, algo que pudiera estimular las manos”.

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Nada de esto sorprendía a los estudiantes del New College Worcester. Mientras ensamblan sus programas, algunos recordaron las aulas de ciencias de la computación en las que ellos tenían que realizar tecleo táctil mientras que otros niños en sus clases utilizaban codificación en bloque para escribir programas computacionales básicos. Otros compartieron sus frustraciones al tartar de aprender habilidades de codificación más complejas como Python o JavaScript sin las bases en sistemas de codificación más simplificados a los que muchos otros estudiantes estaban acostumbrados a utilizar.

Ellos comentan que, con Code Jumper, fueron capaces de experimentar y construir programas de inmediato.

“Me sentí independiente, y eso me gustaba”, comentó Daniel, quien a los 11 años ya sabe que quiere seguir una carrera en ciencias de la computación. “Me ha inspirado en crear más código”.

En la actualidad, Daniel colabora con otro estudiante, Rico. Las materias favoritas de este niño de 12 años son TI y ciencias, y él comentó que en su escuela previa sólo podía hacer tecleo táctil. Con Code Jumper, él pudo escribir un programa por primera vez.

“Para sólo hacer código, fue una experiencia divertida”, comentó.

Conforme los niños trabajaban en sus programas, Jonathan Fogg, jefe de cómputo y TI en el New College Worcester, recorría el aula, para ayudarles con cosas como la depuración. Fogg también veía con un asombro evidente cómo corrían sus programas para él. Fogg comentó que Project Torino no era nada parecido a algo que él hubiera podido brindar antes a los niños.

“No existe un equivalente a esta forma física de programar”, comentó Fogg.

El acceso temprano a las habilidades básicas de codificación es importante, comentó Fogg, porque muchos niños con ceguera y baja visión son encaminados a una carrera en ciencias de la computación. Él piensa que esto es en parte debido a que muchas de las habilidades que los niños con baja visión desarrollan para moverse por el mundo los hacen buenos en el tipo de pensamiento computacional que es útil para una carrera en ciencias de la computación. Y mencionó, que de manera tradicional ha sido una carrera que es más accesible para personas que son ciegas o tienen baja visión, debido a herramientas como los lectores de pantalla.

Pero a una edad temprana, comentó, él ha encontrado que muchos niños se sienten temerosos de comenzar a jugar con una computadora, en especial si saben que es una máquina costosa y frágil.

“Si no se sienten confiados, no comenzarán a utilizar la computadora porque piensan que la van a romper”, mencionó. “Pero una vez que superan esa barrera, lo hacen con éxito. Project Torino refuerza esto, lo pueden romper y pueden hacer estas cosas increíbles”.

[caption id="attachment_20295" align="aligncenter" width="1024"] Desde la izquierda, Daniel y Rico fueron parte de un grupo de estudiantes en el New College Worcester en Worcester, Reino Unido, que participo en una prueba piloto de la tecnología detrás de Code Jumper. Foto por Jonathan Banks.[/caption]

Imanes, bloques y prueba y error

Unos días después, Theo está sentado en una pequeña habitación de recursos en la escuela a la que asiste, Kings College School, también en el Reino Unido. Theo, que es ciego, ha sido parte del proyecto Code Jumper por años, de hecho, fue parte de uno de los primeros grupos de estudiantes que colaboraron con Morrison y otros para desarrollar el sistema.

“Los ayudé a elegir qué tipo de botones utilizar”, comentó mientras sus manos se movían con rapidez entre las brillantes piezas de plástico, para ensamblar un programa mientras comentaba sin dificultad acerca de las habilidades en ciencias de la computación que desarrolló con el paso de los años.

Las brillantes vainas de plástico, los sintonizadores de gran tamaño y los gruesos cordones que los estudiantes utilizan en la actualidad están muy lejos de las ideas originales que Morrison y su colaborador, el investigador Nicolas Villar, tuvieron cuando comenzaron a pensar en el lenguaje de programación física.

La idea original era crear un lenguaje de programación física que imitara la codificación de bloque, y que tuviera bloques e imanes reales. Esta idea no funcionó. Los niños alineaban los bloques en fila y no hacían nada más, o se frustraban porque los imanes se caían de la mesa y se perdían.

Así que Morrison, Villar, y otros miembros del equipo, comenzaron a reunirse de manera regular con un pequeño grupo de niños para recibir sus ideas. Basados en los comentarios e ideas de los niños, cambiaron a formas plásticas más grandes que se adaptaran de manera sencilla a las manos de los niños, y crearon superficies que los niños pudieran frotar o apretar para poder reconocerlas e interactuar con ellas.

Con los nuevos diseños, los niños de inmediato comenzaron a explorar maneras de ponerlas juntas y escribir una especie de programas que hicieran sonidos.

A través del trabajo con los jóvenes colaboradores, Villar comentó que comenzó a ver la tecnología desde la perspectiva de los niños. Por ejemplo, los niños con algo de visión se beneficiaban de los colores brillantes y contrastantes. También descubrieron que a los niños les gusta trabajar en equipo, para guiar las manos del otro, así que construyeron las vainas para que fueran del tamaño de las manos de dos niños.

“En verdad nos ayudaban a inventar”, comentó Villar.

Una vez que descubrieron lo que Morrison llamó “la manera infantil de interactuar con las cosas”, comenzaron a trabajar para asegurarse que el sistema también pudiera enseñar a los niños las bases de la codificación, tal como crear una secuencia y qué pasos se necesitan para realizar una depuración.

Los investigadores también crearon una guía detallada que los profesores que no tuvieran preparación en ciencias de la computación pudieran utilizar para ayudar a los niños a desarrollar habilidades de codificación, ya que no podían esperar que todas las escuelas tuvieran a un especialista en TI disponible para trabajar con los estudiantes con ceguera o baja visión.

Para Villar, el impacto de Code Jumper se ha extendido más allá de este proyecto.

“Ha abierto mis ojos sobre diferentes perspectivas, diferentes maneras de ver las cosas o ver el mundo”, comentó.

Para Theo, el involucramiento con Project Torino ha sido algo que ha cambiado su vida. Ahora realiza una codificación mucho más compleja, incluida escribir de manera reciente un juego tipo “Ahorcado” en Python, algo que él menciona no hubiera podido hacer sin las bases que aprendió después de utilizar Code Jumper. Algo que es igual de importante para él, es que ha hecho nuevos amigos con los niños en la escuela que están interesados en codificar.

“Ha sido muy bueno para nosotros a nivel social”, comentó su madre, Elin.

[caption id="attachment_20305" align="aligncenter" width="1024"] Theo demuestra un programa que creó con la tecnología detrás de Code Jumper mientras su madre observa. Foto por Jonathan Banks.[/caption]

Grandes planes

A finales de 2017, Villar voló a Kentucky para mostrar a la mesa directiva de American Printing House for the Blind una demostración del proyecto. Craig Meador, presidente de APH y educador de mucho tiempo, comentó que se sintió atraído de inmediato por lo intuitivo e interesante que este sistema podía ser para los niños.

“Si pones esto en un aula, no sólo lo van a utilizar los estudiantes con ceguera, cada estudiante en el aula lo va a querer intentar”, comentó. “Desde la perspectiva de un profesor eso es todo lo que habías querido, algo que es inclusivo”.

Skutchan, director de tecnología en APH, comentó que el hecho de que sea accesible de manera inmediata para los niños que no tienen experiencia previa en computación es algo importante. En el pasado, comentó, los niños con ceguera o baja visión que querían comenzar a codificar primero tenían que aprender otras habilidades computacionales, por ejemplo cómo teclear y utilizar un lector de pantalla. Eso hacía más complicado comenzar a una temprana edad, y se corría el riesgo de cerrarles la puerta a un campo que les podría brindar una carrera.

“Creo que la codificación es un campo de igualdad en el que se puede estar”, comentó.

Meador y Skutchan tienen grandes planes para Code Jumper, incluido el desarrollo de un plan de estudios y resolver la distribución y otros niveles de soporte. APH planea lanzar Code Jumper primero en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, y Australia, y luego distribuirlo en todo el mundo.

Ellos comentan que es el tipo de sistema que habían soñado, pero para el cual antes no tenían los recursos para crearlo por su cuenta.

“Nunca tuvimos algo que fuera capaz de dar a los estudiantes tantas y diferentes maneras en las que ellos pudieran experimentar y aprender sobre el código”, comentó, “y que se tradujera tan bien en habilidades reales”.

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Allison Linn is escritora y editora en Microsoft. Síganla en Twitter.

Imagen principal: La estudiante Victoria, a la izquierda, y Jonathan Frogg, a la derecha, jefe de cómputo y TI en el New College Worcester, comentan sobre el programa que Victoria creó durante una prueba piloto de la tecnología detrás de Code Jumper. Foto por Jonathan Banks.